BOLET?N DE LA ACADEMIA GALLEGA 161
Sin desanimarse por ello el celoso prelado tudense, con fecha
de 25 de Enero de 1800, al cursar recibo de esta resoluci?n, a?ad?a
que ?luego que cesen mis indisposiciones, procurar? informar al
Consejo acerca de la verdad de los hechos y estado del asunto, para
que pueda resolver o consultar nuevamente a su magestad lo que
le parezca?. Y en efecto, a 10 de Marzo de 1804, acudi? otra vez
al Supremo Senado de Castilla con una nueva instancia, en que
se lee esta cl?usula: ?El exponente, Se?or, hecho cargo de las cr?
ticas circunstancias en que se hallaba entonces (se refiere al tiempo
en que se present? la primera solicitud, en 1799), amenazada de
guerras con las dos potencias de Inglaterra y Portugal, no s?lo re
cibi? con el m?s profundo respeto vuestra soberana resoluci?n,
sino que crey? deb?a guardar el m?s alto silencio sobre este par
ticular hasta que la providencia del Se?or se dignase mudar las
circunstancias de los tiempos por un efecto de su misericordia, y
proporcionar otros m?s oportunos para volver a recordar a V. M.
la erecci?n y fundaci?n de este tan ?til como necesario estable
cimiento. ?
Para hacer m?s fuerza, junto con la solicitud remiti? el pre
lado el informe que aquel mismo a?o le hab?an presentado los exa
minadores de ordenandos, y que por reflejar exactamente la situa
ci?n, vamos a reproducir aqu?. Dice as?:
?Ilustr?simo se?or: Muy se?or nuestro y de todo nuestro res
peto: Habi?ndose servido V. S. I. nombrarnos para examinadores
a los que solicitan ser ordenados in sacris en las pr?ximas t?mpo
ras, faltar?amos a nuestra obligaci?n y conciencia si omiti?ramos
dar parte a V. S. I. de la falta de instrucci?n y doctrina que habe
mos notado en el mayor n?mero de los que se han presentado.
?Ser?a tolerable si s?lo se hubiese advertido al presente; pero
la continuada experiencia de algunos a?os nos persuade que esta
falta no tanto procede del descuido y abandono que se nota en al
gunos pretendientes del clericato, cuanto de la escasa proporci?n
que tienen para instruirse en las ciencias necesarias e indispensa
bles para ejercer su ministerio.
?El estudio de la gram?tica latina en esta di?cesis se halla en
el m?s lastimoso estado, y, a excepci?n de alguno que otro indivi
duo que ha salido de ella a profesar y seguir su carrera en las Uni
versidades literarias, apenas se hallar? quien pueda traducir decen
temente un s?lo p?rrafo del Catecisco de San P?o V. La causa de
este mal es bien obvia: los catedr?ticos de gram?tica de esta ciudad