418 , BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
le hac?a lavar los cabellos en r?stica fuente, atarlos con cin
tas de oro, y como signo de amor ve?a a las ciervas ?en as
verdes ervas? ; y Fern?n Esqu?o se entusiasmaba a orillas
del lago, donde las aves saben andar y ,cantar, y all? quer?a
llevar a su due4Ia : ? varamos birmana, varamos folgar?
En este coro de amantes sentimentales tiene su puesto el
poeta compostelano, el cual no canta rumores. de mar abier
ta, ni quietudes de lago, ni gemidos de cierva en celo, sino que
su lirismo fu? a buscarlo en los bosquecillos ad?nicos del r?o
Sar, por los que corr?an los genios de viejos cultos y en los
que, al musical rumor de sus ?avelaneiras floridas?, iba di
ciendo. sus mismos versos, que en otra canci?n expresara:
Quen amores a, ?c?mo dormir??
jai bela frol!
(C. V. 454).
Vemos en las composiciones de Airas Nunes lo que puede
advertirse en otros poetas de los Cancioneros, y es la alusi?n
a los bosques resonantes, recuerdos de aquellos bosques ger
m?nicos, que en la Edad Media, ?poca en que se. escrib?an las
mejores poes?as gallegas, hab?an ya perdido sus dioses y sus
hechizos, para dar paso a una m?stica teor?a de amor, que
nac?a con la gracia del rom?nico en que se engendraba.
Resulta deliciosa la confesi?n natur?stica que nos hace
el n.Q 456, de la Vaticana, en que dice:
Cando eu paso por algunhas ribeiras
so boas ?rbores, por boas prados,
si cantan i passaros namorados
logo eu con amores i vou cantando.
Sus palabras evocan el cuadro animado y encantador de
un Boticcelli y el triunfo de las virtudes creadoras del est?o.
Por lo menos asistimos aqu? a la ley del contraste que se ope
ra en su esp?ritu, pu?s, Airas Nunes era de natural reservado
y serio, pero la llegada del verano ocasionaba en' ?l la explo
si?n de alegr?a, que empezaba diciendo : minto meu pago
deste verano?, y terminaba
Ei eu gran vizo e grande alegr?a
cuando unhas aves cantan no est?o.
(C. V. 456).