328 Bolet?n de la Real Academia Gallega
bre docto versado en antig?edades y lamentan otros este celo por menos
acertado. San Atanasio y San Teodoro que hab?a dejado el Ap?stol cus
todiando el templo de Zaragoza vinieron para sepultarlo y ya no salieron
de aqu?. Vinieron tambi?n a venerar su sepulcro los santos todos de
aquellos tiempos entre ellos San Dionisio Areopagita que estuvo en Viana
de Portugal para lo que hay no leve fundamento en una antigua inscrip
ci?n. ?De donde sacar?a tantos viajes? De fuente corrompida. En el Ca
p?tulo 7.? ventila el derecho de la iglesia compostelana al primado, cosa
que aunque pueda no ser extra?a a la verdad, parece agena a la historia de
Galicia y consigna, entre otras muchas pruebas, que D. Alonso de Fon
seca rehus? siempre todo reconocimiento a Fr. Francisco Jim?nez de Cis
neros y sac? a luz un erudito libro en defensa del primado de Santiago.
Los Cap?tulos 8.? y 9.? sirven para exponer las cosas de Claudio y Ne
r?n, y el io confirma la venida a Galicia de San Pedro y San Pablo, y lo
sucedido hasta Vespasiano, que termina con esta atinada afirmaci?n: ?En
tanta incertidumbre de cosas puede cada uno juzgar lo que mas probable
le pareciere.? El 12 consagra a Domiciano. El 13 a Nerva y Trajano; en
sus guerras en Galicia, capitaneaba a los nuestros Herminio. En el 15
cuenta las memorias de Adriano en Galicia, que visit? las provincias,
pas? de Francia a .Inglaterra, de all? a Espa?a, desembarcando probable
mente en Galicia y viendo la dificultad de gobernarla desde Tarragona,
hizo de ella provincia y dividi? toda Espa?a en cinco, tarraconense, ga
laica, cartaginense, b?tica y lusitana. La gallega ten?a, seg?n Festo Rufo,
al mediod?a el Duero, poniente y setentri?n occ?ano hasta los Pirineos,
oriente los montes de Oca, sobre la ciudad de Burgos. Los 16 a 21, cuen
tan la historia del padre de Santa Liberata y sus hermanas Quiteria, Ma
rina, Victoria, Eufemia, Marciana, etc. En el 23 refiere que bajo Septimo
Severo pas? de Galicia a Roma un Quinto Sereno, gran fil?sofo y m?dico
cristiano, cuya hija cas? con el que despu?s fu? Marco Aurelio. Del 21
al 28 cuenta los emperadores que se sucedieron y los innumerables mar
tirios que hicieron sufrir a los gallegos. En el 29 trata la curiosa cuesti?n
de si el Papa San Cayo era gallego, porque como Santa Susana, con quien
quiso casar Maximiano, era sobrina de Serena, mujer de Diocleciano, ga
llega, y de San Cayo, quiz? fuese ?l gallego tambi?n, como lo fu? (Capitu
lo 3o) San Valerio, obispo de Zaragoza, en tiempos de San Vicente. En los
31 a 35 con que termina, a parte de largos cat?logos de m?rtires, s?lo
hallo de notar que el emperador Constantino estuvo a expulsar de Galicia
unos corsarios del norte, de cuyo hecho da testimonio Vasco.
Y llegados aqu?, ?qu? debemos juzgar y decir de este desconocido
historiador gallego? Lo que a primera vista aparece y afea toda la obra, es