BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 235
E P I L' 0 G 0
No podeiiios por menus de admitir el estado ca?tico en clue se
mov?a la Espa?a de Enrique I.?, seg?n testificaba un prelado
contempor?neo (1o6) al decir que "estos reinos est?n en total, per
dici?n por falta de justicia, que en ellos no hay ninguna, salvo
aquella que la necesidad. ha .puesto y'?pone en algunos pueblos,
aunque pocos, que en las otras partes no parece que hay, otro de
re?ho salvo la fuerza;... tan gran confusi?n bastar?a para`, .des
truir un reino muy sano , cu?nto m?s tan quebrado . como ?ste
y tan lleno de miserias y, afeceiones, y tan meriguado?" Tam
poco hemos de despreciar la semblanza q?e' de D Enrique 4,?
hace su fiel capell?n y cronista Diego Enr?quez del ,,'Castillo,
quien, a pesar de sus deseos de excusarle, dice de ?l que "s? as
, pecto era feroz, casi ?a semejanza del le?n, cuyo acatamiento
ponia temor a los' que miraba;, donde pona la vista, mucho le
duraba el mirar;... comp?nia de muy pocos le pla.c?a;toda con ,
versaci?n de gente le daba pena; a' sus pueblos pocas veces'se
mostraba; hula ' de los negocios, despach?balos muy , tarde; todo
canto triste le daba deleite; estaba siempre r?tra?do".
A pesar de todo esto y de la prevenci?n con que ya, desde las
primeras lecciones de Historia de Espa?a hemos empezado a mi
rar a Enrique 4.?, a m?dida en que ahora ?bamos'avanzando en
la b?squeda de documentos suyos, se nos modifica una,parte de
la imagen que de este Rey nos hab?amos formado. No es que le
vayamos a defender por lo menos plenamente y de un modo abso
luto. No es tampoco que le hayamos de atribuir a el todos los
defectos y todas las virtudes que pueden deducirse de sus documen
tos : gran parte tendr?n en ello los miembros de la Canciller?a que
los despachaba. Pero tampoco podemos cerrar los ojos a lo que
se nos presenta delante. Y vemos que bastantes veces "a sus pue
blos... se mostraba", porque el itinerario de sus documentos nos
lo representa movi?ndose bastante y tan diligente quo 'hay do
cumentos suyos fechados en el mismo d?a en pueblos distintos,
v. g. Olmedo y Medina del Campo; vemos tambi?n que, por lo
menos en algunas ocasiones, no "despachaba muy t?rde" los
negocios, v. g. a la muerte de D. Rodrigo de Luna buena prisa
(toe) Memorias de la. Academia de la Historia, t. 2.?, p. 656.