Eoletin de la Real Academia Gallega 173
Lulio, agua corriente y cristalina en Jaime Balmes, y. l?tigo, y disci
plina, y f?rreo cilicio entre las flacas manos y sobre la escueta figura
del P. Ceferino.
S?, se?ores, en el P. Lago est? toda esa ciencia tan bella, tan nues
tra y tan yacente en el olvido.' Mas, reparad qu? cosa: A tal beldad,
la tiene ?l, porque debe tenerla, como doncella de estrado, menos a?n,
como servidora humilde, m?s bajo todav?a, como sierva, s?, como es
clava de una alt?sima y divina Se?ora: la Teolog?a.
Verdad que es maravilloso pensar que puede haber, que hay, es
p?ritus as?, . con alc?zares donde moran tales princesas, servidas por
semejantes azafatas? Ah? ten?is uno de ellos.
El P. Lago camina hacia las altas cimas de, la Iglesia. Aunque
?l no quiera, all? va. Le llevan sus virtudes, su saber, su elocuencia y,
lo que es m?s pasmoso, su humildad. Salud?mosle al detenerse entre
nosotros e iluminarnos con los resplandores que le cercan.
Y llego al Sr. Beltr?n, el ?ltimo en la colocaci?n, pero que muy
bien pudiera parecer el primero si le siguiera paso a paso, por la lar
ga senda en que ha ?do cortando las gloriosas ramas de los simb?licos
laureles.
Periodista, creador y director de "Eco de Galicia", de "Pro Ga
licia" y de "Nosa Terra", poeta f?cil y bien amado de las ol?mpicas
hermanas, orador de fluida y convincente palabra, las huellas perdu
rables de su acci?n perseverante quedar?n para alto honor suyo, en
los anales del Centro Gallego, donde desempe??, con la brillantez que
era de esperar de su cultura y de su gusto, la presidencia de la Secci?n
de Bellas Artes, y en los de esta Asociaci?n Iniciadora de la Academia
Gallega, desde donde difunde en la actualidad sus energ?as. Y tam
bi?n perdurar? su nombre en "La Historia de Cuba", al lado del se
flor Z?s, pues ambos han colaborado en recogerla y exaltarla con toda
la devoci?n, que, como, agradecidos, les inspira esta tierra ub?rrima
y generosa.
Se?ores: he ah? el retablo, sin adjetivos, pues le basta con la sus
tantividad de los m?ritos que circundan sus figuras. Inclinaos ante ?l.
Y ahora, antes de terminar, yo doy las gracias a los elementos ar
t?sticos de todo linaje, que han tenido la bondad de prestarnos los
rel?mpagos de sus inspiraciones para que fuese m?s fulgurador este
acto. Al m?sico Sr. Z?n, que supo recoger en el pent?grama pe
dazos de entra?a gallega, arrullos, nost?lgicos suspiros, eneel?dos re
querimientos del coraz?n ausente de la tierra divina y remota; al can
tante Sr. Urrestarazu, que nos hizo correr un escalofr?o por la es
palda; al nobil?simo poeta Sr. Ledo, cuya lira, suena tan emocionada