patella de la Real Academia Galle g? 171
si los m?ritos sobresalientes de que no hice m?s que esbozar la sinopsis
no colmaran con creces la medida de nuestra admiraci?n y no retribuye
sen espl?ndidamente el acierto que tuvisteis en elegirle, el estudio de que
acaba de dar lectura sobre el ?ltimo bardo, el hijo de Ossian, el autor in
signe de Queixumes dos pinos, nuestro egregio Pondal, bastar?a para la
consagraci?n de nuestro ilustre compa?ero de Academia, como un cr?tico
eminente y un experto zahori de las rec?nditas maravillas de nuestra
literatura regional.
1Pondal! Record?is lo que del vate berganti??n escribi? la ilustre
autora de Los Palos de Ulloa, en su libro De mi tierra? Old :
?El autor de A Campana d'Anllons, no hubiera o?do entre el rumor
de los pinos, acordes del arpa de los bardos, si no naciese en Berganti?os,
tierra de l?s brigantes, el punto de Galicia donde se conserva m?s viva la
memoria y m?s visible la huella de nuestros or?genes c?lticos, o por lo
menos, pues no es aqui lugar oportuno para meterse en honduras etnol?
gicas, de la dominaci?n decisiva ejercida por los celtas invasores sobre una
raza aut?ctona, cuyos rezagos he cre?do descubrir a menudo en ciertos
tipos monta?eses de p?mulos abultados y cr?neo muy ancho hacia la sien.
As?, por derecho de nacimiento, Eduardo Pondal, con su gab?n y su hon
go, ha venido a ser el bardo ?no hay que re?rse, pues las almas de los
que fueron parece como que se cuelan a veces, por caprichosa metempsi
cosis, en el cuerpo de los que son?. Eduardo Pondal hoy es acaso el
?nico hombre en Espa?a que con alg?n derecho puede usar ese t?tulo de
bardo, que a lo mejor se dan a s? propios, con mucha formalidad, los co
pleros de seguidilla o los rimadores de odas pind?ricas y sonetos argen
solianos. S?lo a Pondal le es l?cito decir:
Pasajeros rumores de los pinos
quo arrullasteis los (Has de mi infancia
y encantasteis un tiempo mis o?dos,
sobre la oscura tierra de Brigandsia
pasaistes, mas el bardo transe?nte
ann recuerda el rumor de vuestras alas.
La diversa influencia de los dioses mayores de nuestro Parnaso se
manifiesta en la forma de veneraci?n y en el g?nero de popularidad de
que disfrutan Rosal?a de Castro, Curros Enriquez y Eduardo Pondal.
sinti? como mujer, la l?rica incomparable que seg?n AZor?n preside, desde
su altar de toxos e frores, la renovaci?n de la poes?a l?rica de fines del si
glo xix, es el alma enamorada de Galicia, es Galicia misma en perge?o