ljoletin de la Real Academia Gallega 83
ni uno s?lo hay que no tenga este car?cter, est?n tornados todos del
cat?logo que de tales hombres y de tales nombres trae el docto H?bner
en su Monumenta linguo lb?riccc. No son nombres latinos: son nombres
que llevaron nuestros ind?genas. Y esos nombres de nuestros naturales
se repiten en aquellas tierras: fen?meno q?e no presenciar?amos si
nada hubieran tenido que ver los unos y los otros, si los hombres de
una no hubieran pisado jam?s las tierras de los otros.
Y no basta tampoco el pensar que hubiesen sido las dos coloniza
das por gente celta. Y si eso fuese, no ser?a peque?a la importancia
que esa confesi?n para todos reportar?a, pues no la tiene peque?a el
ver demostrada y confesada una verdad hist?rica de tan viejos y remo
tos hechos. Pero no basta, pues eso no explicar?a el que hubiesen dado
los ingleses culto a una deidad con el nombre de una ciudad gallega.
{ Y ser?a muy de extra?ar que las dos poblaciones de esas diversas tie
rras, Galicia e Irlanda, se hubiesen desprendido al mismo tiempo del
tronco celta, pues hablaban la misma lengua y designaban con la misma
palabra a sus hombres. Y ser?a a?n m?s de admirar que en los largos
a?os que transcurrieron desde esa remota colonizaci?n de gentes celtas
en Galicia e Inglaterra, hasta los d?as de Roma, nada hubiese variado
el lenguaje de esas gentes gallegas e irlandesas, a pesar del completo
alejamiento y entera incomunicaci?n en que ellas vivieron, como se
supone, en todos ellos.
El lenguaje de los hombres no est? en el mundo fijo como los
pef?ascos de nuestros montes, sino que se muda y var?a y modifica
cotno el curso de nuestros r?os, cuya corriente roba siempre al pasar
alguna arenita de las orillas que va lamiendo y ensancha en unos lados
su cauce y lo estrecha en otras partes, y no permanece jam?s en el
mismo ser y estado. Comparad sino nuestro lenguaje de hoy con el
lenguaje de nuestros escritores de hace seiscientos afios y ver?is que
sin dejar de ser el mismo r?o, ha variado enormemente su curso y el
correr de sus aguas. Pues to mismo acontec?a en los largos af?os que
corrieron desde la remota colonizaci?n celta hasta los d?as romanos.
Tambi?n entonces sucedfa lo mismo. Tambi?n entonces se modifi
caban las lenguas. Y sin embargo vemos que segulan en los tiempos
de Roma, llamando ambos pueblos, gallegos e ingleses, con los mismos
nombres a sus hombres, no los hab?an mudado a?n. Tan profunda era
la huella que all? hab?an dejado nuestros abuelos. No debia haber
tantos ai?os que per all? hab?an pasado. No deb?a habor sido nula, ni
estar herm?ticamente cerrada la comunicaci?n entre ellos.
Y no digo yo que naciese esta comunicaci?n y procedan estas re