joletin de la Real ilcademia Gallega , 279
interrupci?n ni alteraci?n en los reinados'suc?sivos hasta el de Carlos II,
en que a consecuencia de una causa criminal formada a ? los funcionarios
de dicha zeca, fu? ?sta clausurada (I).
La adopci?n de la mencionada marca no obedece a un mero capri
cho de los grabadores y oficiales del taller, sin? que emana de disposicio
nes reales. Aparece bien determinada en una pragm?tica de Enrique IV,
dada en Segovia a i8 de Abril de 1471, en la cual, despu?s de explicar
el modo de como hab?a de labrarse la moneda de oro, dice el monarca:
?y al pie del castillo tenga la letra de la ciudad donde se ficiere, salvo
las que se ficieren en la dicha ciudad de Segovia, que tengan un puente,
y la de la Coru?a una venera? (2). Lo mismo dispusieron los Reyes Ca
t?licos por otra pragm?tica expedida en Medina del Campo el 13 de Junio
de 1497. En ella se lee, al se?alar las marcas que deb?an ponerse a las
piezas que se acu?asen: ?i que debajo de nuestras Armas Reales, donde
las ha de aver, se ponga la primera letra de la ciudad donde se labraren,
salvo en Segovia que se ponga una puente, yen la Coru?a una venera? (3).
Es de suponer, que las dos pragm?ticas citadas, en lo que se refiere
a las marcas de taller, no sean sin? confirmaci?n de otras anteriores, que
desconocemos. Las instrucciones que en ellas se dan al mandar que las
monedas llevasen como distintivo la inicial de la poblaci?n donde se fa
bricasen, excepto las de Segovia y la Coru?a, que deb?an ostentar, res
pectivamente, un puente y una venera, no ten?an otro objeto que el de
poder diferenciar con claridad las zecas, en especial aquellas cuyos nom
bres empezaban con letras iguales, evitando as? el que se confundiesen
las acu?aciones de Segovia con las de Sevilla, y las de la Coru?a con las
de Cuenca, pues tanto los nombres de las dos primeras como el de las
dos ?ltimas, empiezan con la misma letra.
El motivo que tuvieron los reyes para designar la venera con prefe
rencia a otras se?ales que pudieron haber elegido como marca de nuestro
taller monetario, obedeci? seguramente, a que aquella, ya en tiempos
tan remotos, deb?a venir us?ndose como emblema de nuestra ciudad, de
igual manera que el puente o acueducto fu? adoptado como insignia de
la de Segovia, y as?, ning?n signo m?s apropiado para distinguir las mo
en 1917. Entre dichas monedas, el autor registra y describe quince pertenecientes a nuestra
capital, y reproduce dos de ?stas al fotograbado. Dice que su examen ?nos indica un no
corto per?odo de acu?aci?n >; nos habla de su belleza, etc.
(1) Papeles del Sr. Murgu?a.
(2) ALO1SS HEISS. Descripci?n general de las monedas hispanocristianas desde la inva
si?n de los ?rabes, toro. I. p?g. 83. Madrid, 1865.
(3) Id. Ob. y toro. cit., p?g. 134 y 323.