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BOLETÍN DA REAL ACADEMIA GALEGA
temente en la idea de los propietarios a un prurito de vanidad de igual raiz al que decide los labra de los grandes escudos... En la calle de la Paz Orensana la sombra fresca y azul en el verano siempre alegre y brillante el reflejo de cristales y galerías, a n i m a l a m ú s i c a d e l a s c a m p a n a s d e s o n d e a l b orada pocas veces empañado de la Catedral en la alta noche, unos pasos, un cantar, cobran singular intimismo y un afectuoso carácter de la vecindad ciudadana. En ninguna parte una mano femenina entreabre una ventana con tal sentido de la composición de la calle y de la hora y del momento. Con el crecimiento de la ciudad la calle de la Paz con su viejo e ilustre teatro va quedando olvidada, emigran las familias ?conocidas? ya solo la dolorida y pobre procesión del ?Ecce Homo? y alguna de San Antonio pasan por ella cuando en otro tiempo no había otra en que ?lucieran? las grandes del Corpus y del Santo Entierro. En la de la Soledad, noche de Viernes Santo, al alzarse en la plaza del Hierro el planto conmovedor del ?¡Ay de mi!? las filas de luces en manos de mujeres temblaban en la tendida curva de la calle de la Paz como en un viento de infinito desconsuelo y amor... Comprenderéis, Señores, que con éstos recuerdos deseo aplazar un poco la ineludible declaración. Joaquín Lorenzo Fernández y yo hemos nacido y vivido, frente por frente, en el mismo segmento de la calle de la Paz orensana. En la misma vencidad vivió los más breves y fecundos años, llenos de esperanzas, Jorge Lorenzo, hermano insigne del investigador hoy recibido con toda la honra debida a sus méritos en ésta Academia. Joaquín y Jorge, ?Xocas? e ?Xurxo?, hermanos inseparables, criados en los mismos amores y aficiones, no se podían comprender en sus adolescencias el uno sin el otro, dibujaban, investigaban, estudiaban juntos, y, caso bien poco frecuente, seguian los dos hermanos los cursos de la misma Facultad de Filosofía y letras.El perfil de un castro en el horizonte, los siglos de una vieja escritura, el orbe de una moneda, cualquier forma expresiva, fresca,del arte o la industria populares apasionaban a los dos por igual. La grave y verde tierra de Lobeira de tempranos otoños se declaraba en su belleza de
tendencia a las casas cuadradas aunque sin que las redondas desapareciesen por completo? Varias veces se intentó un paralelo entre las habitaciones de los castros y las célebres pallozas. Fáltanlle moitas cousas: tullas para o gran, salgadoiro, para a carne salgada, lugar para a leña, adega para o viño que se colleita, o forno. O piso alto ten que tela cociña cos seus asentos e lareiras para ter lume e telas xuntanzas de veciños, para pasalas largas noites do inverno. As palleiras, o pombal e o lugar abrigado para os cortizos e o mel. Non falta a horta na beira da Casa, o fidalgo xardín e a Capela. Unha aplicación sobre todo no aspecto económico e señorial da casa grande, constitúea o pazo maior, e sobre todo máis rico e no que se atopa a tradición fidalga. Don Ramón, en tanto Xoaquín Lorenzo lía o seu discurso de ingreso, debuxa un marco de flores ó redor do seu título e dúas flores con rabo dentro do marco. Constestación al discurso de Don Joaquín Lorenzo Fernández en el acto de su ingreso en la Academia Gallega: Señor Presidente, Señores Académicos, Señoras y Señores: La calle de la Paz, antigua ?rúa dos Zapateiros? de Orense debe tal vez su gracia, su innegable atractivo, siendo vieja, nada monumental y más pobre que rica, a una leve curvatura que le permite inscribir en su horizonte aspectos de la Catedral y de la Plaza del Hierro y matiza la niebla de los cortos días de entre la Inmaculada y las Candelas y el poderoso sol de las poderosas tardes estivales... En los tiempos de la botica de Sánchez Toca establecida en el número X de las rondas de los corregidores del antiguo régimen, de los desfiles en obsequio a Quiroga en 1820, y a Iriarte en 1840, la calle de la Paz ostentaba voladizos panzodos y balcones de madera tan grandes y salientes que estorbaban el desfile de estandartes e imágenes en las procesiones. Joaquín Lorenzo de haberlos podido recordar hubiera registrado tales caracteres de la vivienda gallega... Los excesivos balcones de ?palo?, como en otras latitudes las desproporc i o n a d a s c o r n i s a s r e s p o n d e n , q u i z á i n c o n s c i e n