rhoijolet(II de la Real ycademia Gallega
hermanos. ?l fu? quien, despu?s, a fuerza de tenacidad casi evangeli
zadora, consigui? para su obra el apoyo de los gallegos de coraz?n, de
los bos e xenerosos de gire habl? el bardo de la raza, que realizan en la
Isla de Cuba una labor fecunda y enaltecedora.
Por eso Fontenla cifraba su mayor satisfacci?n ?y no decimos
orgullo porque ?l no pod?a sentirlo? en ver c?mo su feliz iniciativa
hab?a cristalizado en el alma de la tierra y hab?a enraizado en todos
los amantes de Galicia y hab?a encontrado ambiente propicio para que
fuese, como ya es, obra de todos, sostenida por todos y creada para
todos.
V?ase, pues, si la muerte de D. Jos? Fontenla Leal no es para la
Real Academia Gallega una p?rdida dolorosisima e irreparable. ?C?mo
pod?a dejar de serlo si a ?l debe nuestra Instituci?n su existencia?
En estos tiempos de prosaicos ego?smos en que las amistades se
venden y los favores se olvidan y los afectos desaparecen, para dejar
paso a las m?s inconcebibles falsificaciones de los cari?os, justo es que
al nombre del benem?rito patricio que entra leg?timamente en los
dominios de la inmortalidad, vaya unida la ?ntima expresi?n de senti
miento, de honda pena, de infinita tristeza que su muerte nos produce"
al ver c?mo en los campos de la vida caen tronchados por la Insaciable
los pinos m?s altos y los robles m?s fuertes.
Jos? Fontenla era un ejemplo de voluntad, de firmeza; era una
luz que iluminaba muchos corazones, avivada siempre por su inextin
guible amor al solar nativo; era un oasis en el desierto de virtudes
c?vicas que estamos atravesando. Por obligaci?n de hermandad y por
deuda de gratitud, su memoria ser? para todos los buenos gallegos
objeto de ven?raci?n fervorosa, y cuantos lo hemos conocido lo recor
daremos siempre con admiraci?n, por su vida callada, silenciosa,
modesta, consagrada por entero, con inquebrantable tenacidad, d?a tras
d?a, a?o tras a?o, al culto constante de su tierra y al ejercicio de todo
lo que pod?a consolidar y dignificar la vida espiritual de Galicia.
Amigo noble y sincero de todos los gallegos que en Cuba sienten
hondo el galleguismo; compa?ero fiel y entusiasta de aquellos grandes
hermanos nuestros que se llamaron Manuel Curros Enr?quez y Jos?
Castro Charl?, no hubo acto de significaci?n regional a que ?l no se