BOLET?N DE LA ACADEMIA GALLEGA rI
Vives y tantos otros, obras que c onstituyen verdaderos monumen
tos erigidos en honor de la numism?tica nacional.
De las producciones aludidas, aquellas quc se oontraen a la
?poca visigoda, ofrecen un excepcional inter?s para Galica, toda
vez que en las mismas se da cuenta de las acunaciones efectuadas
en ciertas localidades dc nuestra regi?n, tales como Brigancia,
Mavegondo, Arras, Lugo, Toronio, Tuy, Valdeorras y otras varias.
Las zecas de estos lugares son las =is antiguas de que existen
noticias, pues de ?pocas anteriores no consta que se haya batido
ninguna clase de moneda en el pa?s gallego.
No son, on cambio, tan satisfactorios los antecedentes que los
rcpetidos textos nos suministran al tratar de las medallas hispano
cristianas, cuya fabricaci?n data, como sabemos, de algunos si
glos despu?s de iniciada la reconquista, circunstancia ?sta, f?cil
mente explicable, si tenemos en cuenta que los roman?s hab?an
inundado con su moneda todos los territorios dc que fueron duellos
en Europa, y siendo Espaiia uno de ellos, la abundancia de dicha
moneda entre nosotros, no hizo necesario la labra de otra nupva
?al mends por lo quo a la monarqu?a castellanolreonesa se re
fiere? hasta los tiempos de Alfonso VI.
Los tratadistas, al hablar de las acuriaciones comprendidas
en este per?odo ??nico a quc nos referiremos en nuestro tra
bajo? s?lo mencionan como existences en Galicia, las zecas de
Santiago, Coruna y la moderna de Jubia, cstudi?ndolas de un
modo harto superficial y en mucha parte incompleto e inexacto.
Otras m?s hemos tenido, cuya existencia ignoraron los numis
malas espaCioles, por cuyo motivo, y a fin de oorrcgir errores y
de subsanar omisiones, haremos a continuaci?n un sencillo re
cuento de las mencionadas zecas y de lodas aquellas (le las que
conseguimos encontrar datos, empezando por la de Santiago, es
tablecida por Alfonso VI antes dc la conquista de Toledo, y, por
lo tank), la primera de cuantas funcionaron en el antiguo reino
de Castilla.
Santiago
Del taller monetario de esta ciudad no se luvo la menor no
r licia hasta quc el P. Fl?rez, tom?ndolos dc la Historia Composte
lana, nos di? a conocer en. el tomo XIX de la Espa?na Sagrada (1)
(1) Madrid, 1765.