108 BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
Fonseca y deb?a hacer Covarrubias, alcanzasen a soluciones de
finitivas destinadas a la, composici?n ; general de llos ; cuerpos
m?s importantes del ?edifieio.
* *
La arq?itectura palacial c?mpostelana en esta ?poca nos leg?
?n interesante edificio que maltratado .por brutales reformas ma
lamente .permite hoy hacerse cargo de s? importancia. ?rtistica.
Tr?tase del eidificio' emplazado tras de la igiesia' de Salom?.
Conserv?se tan s?lo el primer cuerpo de la obra primitiv?,
pues las plantas superiores son modernas. Consta de cuatro es
beltas arcadas que se apean por columnas con capiteles de sen
cilla labra renaciente, recibiendo esculpidos medallones en las
enjutas. Flanqueando la arquer?a a la altura de las enjutas apare
cen esculpidos dos monstruos o bichas con sus extremidades
enroscadas y que terminan en volutas vegetales. H?llanse hoy las
arcadas tapiadas y no permiten apreciar ?ntegramente las propor
ciones de la soluci?n porticada ni la decoraci?n que pudiera
existir en el neto de los arcos.
Con todo, esta edificaci?n permitefijarle.una filiaci?n art?s
tica bastante segura. La disposici?n de las cuatrd arcadas y su
desarrollo y decoraci?n, coincide con la que presenta el palacio
de Fonseca de Salamanca (casa de la Salina), obra de Gil de
Honta??n. La decoraci?n que luce la obra comipostelana corres
ponde a la manera bien caracter?sLica de Rodrigo Gil de Hon
ta??n. No s?lo la arquer?a y los capiteles, tratados con cierta
sobriedad y con pr?ximo recuerdo italolombardo, sino las bes
tias que aparecen en las enjutas extremas, fijan la manera del
maestro. Creemos no puede dudarse en la atribuci?n a Gil de
Honta??n de la casa Eplateresca de Tras de Salome en Santiago.
No bast? que los mej ores maestros representantes de la ar
quitectura plateresca en Espa?a, tuvieran a su cargo durante tan
tos a?os en Compostela la direcci?n de obras tan importantes para
que se formase una escuela constructiva de gran vitalidad. Por el
contrario, muy r?pidamente se ,diluy? el estilo en formas deca
dentes que persistieron vacilantes hasta los primeros brotes del
barroco.
M. CHAMOSO LAMAS