292 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
liaba apropiados t?rminos, ?qu? hacer sino acudir por em
pr?stito de voces adecuadas. a otros idiomas que de ellas dis
pon?an? He aqu? lo que, seg?n Mara??n, explica en gran
parte la 'forzosa abundancia de extranjerismos en las obras
del P. Feij?o. ?Esto mismo ?prosigue el docto bi?logo?
tenemos que hacer ahora los hombres de ciencia. Un psi
quiatra moderno, por ejemplo, tiene que castellanizar necesa
riamente multitud de germanismos, sin los cuales tendr?a que
renunciar a escribir en muestra lengua? (3): Tal es, sin duda,
la raz?n que justifica, al menos en parte, los galicismos del
autor del Teatro Cr?tico, convirti?ndole as? en m?rito propio
los vituperios de sus contradictores.
? X no digo yo, si en trueque, tratan ahora de jalearlo
nuestros literatos modernistas, aclam?ndole, por ello, como
precursor hispano de su desatada irrupci?i? de extranjeris
mos y t?rminos exc?ntricos con que entran a saco por los
c?rmenes floridos" y brillantes del hispano clasicismo, consi
der?ndose con igual derecho que el gran pol?grafo a la intro
ducci?n de voces nuevas! Debieran recordar estos tales, an
tes de soltar locamente las campanas a vuelo, que si el
P. Feij?o proclama que ?el empr?stito de voces que se ha
cen unos idiomas a otros es, sin duda, ?til a todos?, tambi?n
a?ade con igual firmeza y convicci?n; que ?cuando el idioma
nativo tiene voces propias ? para qu? se han de substituir
por ellas las del ajeno ? ? Y vu?lvese airado contra los profa
nadores, que ?ponen por medio el no ser entendidos para ser
reputados por entendidos, cuando el huirse con voces extra
?as de la inteligencia, de los oyentes, en vez de avecindarse en
la cultura, es en dictamen de San Pablo, hospedarse en la
barbarie: si nesciero, virtutem vocis, ero el cui loquor bar
barus, ,et qui loquitur mihi barbarus?. (4).
Dejemos, empero, ya,a.un lado este aspecto de la importa
ci?n cultural extranjera en nuestra literatura y procedamos a
observar otro m?s importante, o sea el de la importaci?n, no
ya de voces o expresiones sueltas,, sino de obras 'de escritores
extra?os, vertidas a nuestro idioma a favor de todos aquellos
que, por no poder conocer los textos en su original, s?lo as?
logran gustar de tales producciones.
(3) Op. cit., p. 87.
(4) Teatro Cr?tico, t. I, p. 380.
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